martes, 27 de mayo de 2014

El diputado y la bataclana



El dardo de Kunkel a Jéssica armó un gran revuelo político “No se gobierna con frases pintorescas dichas en algún programa de farándula, ni andando por ahí con bataclanas”. La frase disparada por el diputado nacional Carlos Kunkel, le apuntó a la humanidad de su par Martín Insaurralde y a su pareja, la modelo Jéssica Cirio. Tamaña descalificación generó la reacción del exintendente de Lomas de Zamora que tildó a Kunkel de “poco hombre”. Leer más en http://www.eldia.com.ar/edis/20140522/El-dardo-Kunkel-Jessica-armo-gran-revuelo-politico-laprovincia9.htm

Análisis

La palabra “bataclana”aparece en 1922 tras la llegada a Buenos Aires de la compañía teatral parisina “Bataclan” espectáculos, las coristas vestían con escasa ropa y se las relacionaba con una vida disipada, lo que provocó que a las mujeres de vida liviana, se las llamara despectivamente “bataclanas”.
En 1927, la letra del tango Garufa hace mención la “bataclana”.
Más allá de posiciones políticas y militancia, el diputado Carlos Kunkel ha incurrido en violencia de género de tipo verbal, con Jéssica Cirio,  según la definición Violencia de género propuesta por la ONU en 1995: «Todo acto de violencia sexista que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psíquico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la privada»
Pero las agresiones corren también para el diputado Martin Insaurralde quien sería, siguiendo con el lunfardo: un “garufa” (hombre que gusta de la diversión y la fiesta).
El diputado Kunkel,  ejerció violencia de género verbal y es preciso hacer notar la moralina del político, quien milita en un sistema de casta heterosexual, donde los derechos de las mujeres están siendo vulnerados.
De este modo la heterosexualidad, para Kunkel, es una pasión política y una concepción de “heteronorma” o “heteronormatividad” como sistema o régimen social, político y económico que posiciona el patriarcado como régimen dominante de prácticas sociales sexoafectivas, que conllevan la persecución y la discriminación.
Tal vez el diputado no se de por aludido ni pida disculpas porque los dos conceptos que atraviesan el problema de violencia verbal no figuran en la RAE: bataclana y violencia de género. (Este último va a constar a partir de octubre de 2014, según la página del castellano.org).      
Pero, como dirigente político, debería estar al tanto de  Los Principios de Yogyakarta  que se basan en el desarrollo positivo del derecho internacional.

O por lo menos, conocer una película del cine argentino: “Yo quiero ser bataclana”, con Niní Marshal como protagonista en su popular personaje de “Catita”.




Marcelo Ocampo
27/5/14
        

martes, 20 de mayo de 2014

Pesadilla 2 (Cagar dignamente)



Un día lunes, de por sí con esa pátina gris de rutina, se convirtió en un lunes mas negro que el carbón.
Fui a hacer un trámite al IOMA (Instituto de Obra Médico Asistencial).
Como es costumbre, voy a la sede central de calle 45 e 12 y 13, tomo el ascensor hasta el 6º piso.
Me atiende, de malos modos y sin el cordial “buen día”, una empleada bajita, de pelo cortado a lo garzón de color rojo algarroba y de voz chillona:
– Señor si Ud. es de La Plata, le corresponde IOMA de calle 7 y 41.
Sin perder las esperanzas, le pregunto:
-¿Puede hacer una excepción habida cuenta que siempre vengo acá y estas personas ya están atendidas? 
Respuesta: NOOO, tiene que ir a 41, ¿Ud. no  lee el  cartel?
Disculpe no traje mis lentes.
Y ahí nomás, la empleada se esfuma en el aire, dejando una estela de deletes y de letras muertas caídas de un expediente recién sacado de un archivo arcaico.
Resignado, bajo las escaleras hasta planta baja y con paso firme camino rumbo al sitio indicado.
Llegando a 42 casi esquina 7, noto que mi parte interna, aquella  de la anatomía que  Aristóteles bautizó “Splánchna” para nosotros, las tripas o vísceras, entraban en ebullición.
Frente a la contingencia de una escatología inminente, apuro el paso, mientras las “Splánchna” trepaban hasta mi campo consciente.

Es ahí donde me acordé del jugo de naranjas, que había tomado una hora y media antes y mi juramento de no ingerir esa bebida antes de salir de casa y ahí me dí cuenta de que soy un perjuro más.   

¡Aquel jugo se había transformado, producto de la fermentación y de la dinámica de las vísceras,  en La NARANJA MECÁNICA, con Alex, el sociópata, su mascota la serpiente Basil  y la 9º sinfonía de Beethoven!

Con una gota de aliento y varias gotitas de sudor en mi frente, con “la piel de gallina” y los pelos erizados por el horror del peor presagio, llego hasta una peluquería frente de la obra social: Cerrado, como las panaderías, las peluquerías cierran los malditos lunes. 

Cruzo la avenida 7 de doble mano,  justo enfrente de la peluquería, en dirección a la obra social, esquivando los coches, bancando los bocinazos, recordando a la empleada de la algarroba, pensé: otra vez en esta situación de urgencia:  ¿terminaré bien o me haré encima?
Llego “ileso” a IOMA y el  policía de la entrada me indica que saque un número, le pregunto por los baños, que como todos, están al fondo a la derecha.
Llego al fondo a la derecha y… No había papel… como tampoco lo había, en el baño de discapacitados ni en el de damas.

Apretando los dientes, los puños, las nalgas, el alma, me dirijo al oficial y con voz entrecortada alcanzo a balbucer: -no hay papel… El agente se encoje de hombros y señala un quiosco enfrente.
Saqué fuerza o mejor “sin hacer fuerza”, silencioso como el mayordomo del Zorro,  cruzo la avenida de doble mano, compro el papel higiénico, vuelvo a cruzar la avenida hacia el baño al fondo a la derecha,  ¡con todas las “Splánchna”calientes y  crujientes, como arrojadas a un caldero sobre el fuego ardiente! 
Por fin, “colonizado”  el bendito trono blanco, caen al sumidero:
¡La naranja mecánica, Aléx, el sociópata, su mascota,  la serpiente Basil, una víctima del sociópata, y la  9º sinfonía de Beethoven entera!    

Termino con la misma conclusión de pesadilla en el Clínicas: “a nadie le importa que los ciudadanos puedan cagar dignamente”.

Y, prosternado, juro por todos los santos: “no tomaré más jugo de naranjas antes de salir de casa, no olvidaré llevar en la mochila o en el bolsillo, un bendito rollito de papel, amén”. 

Marcelo Ocampo
20/5/2014.           

sábado, 3 de mayo de 2014

Los muertos de otoño

Caronte. Escultor Gustavo Castro Venturini

Ráfagas de tenue luz penetran por las persianas de la ventana que da a la calle y veo desde el interior, la carrera de las hojas en la maratón ocre del sol de otoño, son del viento, como sonetos breves hechos de  pájaros muertos.
En el atardecer, de un día de comedia familiar en las plazas de la ciudad, mis pupilas, ciegas por la inclinación perfecta del sol, solo ven sombras de las sombras y muertos de otoño que no proyectan su sombra. 
Y sin embargo, nadie ve a la viuda de otoño, barriendo y  llorando a los cadáveres que no le pertenecen: las hojas del viento.
Ráfagas de almas en busca de nuevos cuerpos, han bebido del agua del olvido.
Un nuevo visitante a las orillas de Estigia, trae un pastel para el can Cerbero, que es muy goloso y dos óbolos para el barquero Caronte.
Los muertos de otoño, cantan en coro el lamento de los corderos del Génesis y de las ovejas de la Odisea, en la cueva del Cíclope, la sustitución del sacrificio ritual por animales, se ha desplazado a las personas, ya  carece de sentido lo divino y entonces  la vida nuda es la nuda violencia.
El festín de cadáveres exquisitos, no ha saciado el canibalismo y Caín el agricultor, mata una y otra vez a Abel el pastor, sin los favores ni la presencia  de Dios.           

Las palabras que pronunció Caronte,  el viejo barquero, con permiso de sepulturero, fueron:
“A todos los deudos de los muertos de otoño, les sienta bien el luto, vayan cocinando un pastel y ahorrando  dos óbolos, eso vale  un día eterno en los campos de Asfódelos”.        

Marcelo
3/5/2014