sábado, 27 de junio de 2015

Monstruos Cosmogónicos y Monstruos Tecnológicos


Los saurios, tienen un origen cosmogónico que se remonta a los monstruos de primera generación, (Erinias, Gigantes y Ninfas).
De Ponto y Gea nacen: Forcis y Ceto, quienes en cópula feroz, paren a las Grayas Gorgonas, Equidna y Serpiente.
Estos monstruos, habitaban fuera del mundo, no así los de tercera generación que habitaban los confines: Quimera, Esfinge, Hidra de Lerna, león de Nemea.
El minucioso Hesíodo, poeta griego, no menciona a los grifos (mezcla de León y de águila) ni a sus hijos, los hipogrifos, producto de la cópula entre grifos y yeguas.
Todos estos monstruos, existieron como tales. (Los poetas lo saben, científicos los ignoran).
Muchos de ellos, fueron masacrados por héroes civilizadores y otros domesticados por clérigos y por heraldos, como Ariosto quien mató a un hipogrifo y lo estampó contra su escudo.
(El hierro del escudo se oxidará y el monstruo sobrevivirá en los arquetipos del inconsciente colectivo).
Otros monstruos,  fueron usados como amuletos para el demonio en el frente de los templos y, los menos afortunados, fueron muertos en salvajes cacerías, por los templarios quienes sin piedad, los despellejaron, evisceraron  y embalsamaron  para el mismo fin: persuadir  a los descarriados y blasfemos pecadores como los juglares y trovadores que cantaban al amor.
Esta crueldad para con los monstruos nacidos del vientre de la Tierra, no tardó en tener consecuencias trágicas, tildadas de “leyendas urbanas” por la prensa mediática.

El primer episodio trágico,  tuvo lugar una mañana de domingo, con una señora de domingo, quien encontró  una canasta de mimbre debajo de la sombra de un álamo: era la canasta de mimbre con la serpiente dentro, que había dejado abandonada, un encantador de serpientes marroquí, echado por los municipales fuera de la ciudad por no tener su debida autorización.
La señora y la serpiente, al atravesar el umbral que separa el espacio profano del espacio sagrado, fueron devoradas a dentelladas por un indomable hipogrifo, que custodiaba el frente de la iglesia de la sagrada familia.
El hecho trágico fue ocultado a la grey de fieles  y los clérigos de la Orden  del Sol, expertos en el ritual del exorcismo, trataron de cazar a la maravillosa bestia, pero nada lograron.

El segundo episodio trágico ocurrió cuando los movimientos cinegéticos de los clérigos, despertaron a Medusa en la cisterna Basílica de Estambul y  39 turistas que entraron en contacto visual con ella, fueron convertidos en piedra.
Como el anterior, esta tragedia, fue ocultada a la prensa por el gobierno de Turquía. Frente al pedido de justicia por la desaparición de las víctimas que iniciaron los angustiados familiares, el gobierno adjudicó la responsabilidad de la tragedia a grupos terroristas.

El tercer episodio trágico, ocurrió en Paris, cuando los cocodrilos de hilo de la famosa marca francesa, cobraron vida en los guardarropas y atacaron a dentelladas espantosas a los desprevenidos dueños de las elegantes remeras, quienes fallecieron en el acto.
El gobierno francés difundió una nómina no precisada de víctimas, adjudicando la responsabilidad de los hechos a supuestos ciudadanos franceses “radicalizados”.

Consultados los círculos académicos, científicos y filosóficos, las más altas esferas eclesiásticas y castrenses, seguían sosteniendo la tesis de arteros atentados extremistas y desalentando las voces que se alzaban desde las escuelas gnósticas, sociedades de antropología, sociología, psicología e historiadores de las religiones, acerca de las verdaderas causas cosmogónicas de los fenómenos trágicos: la desacralización de los arquetipos, la comercialización de estructuras simbólicas despojadas de simbolismo, la profanación de espacios sagrados por un urbanismo empírico, el avance de la realidad virtual, por sobre la verdad arcaica del eterno retorno y la secuenciación y clonación de monstruos tecnológicos como Terabyte y Nanobyte que habitan la zona a-simbólica humana. Los monstruos mitológicos en cambio, habitan los confines o los lugares más allá del mundo y están reclamando su lugar en la estructura de los arquetipos fantásticos del inconsciente colectivo.
Tifón, el monstruo cosmológico más poderoso se prepara para dar batalla a estos monstruos tecnológicos, como ayer lo hizo con Zeus, antes que el proyecto de clonación del hígado de Prometeo, convierta al águila solar en un animal para embalsamar y el llanto de las Hespérides, por la muerte de la serpiente, en una aventura taquillera del cine virtual.

Marcelo Ocampo
Autor. 27/6/15