sábado, 9 de enero de 2016

El cuerpo sin órganos, clic, clic.


El cuerpo sin órganos,  perfecto, como una imagen desnuda, que incita al placer, limpio,   vacío de los asquerosos, húmedos y rapsódicos órganos.
La diáspora de las vísceras al aire ha provocado una hemorragia de los paradigmas de anatomía y el espanto de los anatomistas.

La visión cercana sin distancia del cuerpo sin órganos, es el placer efímero de la excitación pornográfica, se acabó aquella caricia como juego con algo que se escapa.
El  goce es ya, el deseo se ha erosionado y Eros no puede dar en el blanco.
El átopos como el otro distinto que se ama, se ha ido para siempre del lenguaje, solo ha quedado el cuerpo sin órganos, por afuera a la intemperie,  las vísceras aceleran su marcha  acosadas por  arúspices y alimañas.

En un bosque de mirra, Adonis yace muerto por el jabalí que bosteza el placer saciado, con el cuerno al mango, perfumado con la sangre del bello muchacho.( Y las anémonas vistieron de rojo).
Afrodita sin consuelo, vuelve a su cuna, en Chipre,  donde había nacido de la espuma.

Clic, clic, la foto digital del cuerpo perfecto sin órganos, se ha viralizado en las redes, clic, clic, los fisgones miran  tan de cerca, que la piel del cuerpo perfecto,  es la conjuntiva del observador.

 Muchos, han solicitado a los cirujanos,  la ablación de todos sus órganos y una  lipo-escultura  para cumplir el sueño de Ser un perfecto cuerpo sin órganos. Clic clic,  luego de un photoshop, exponen sus perfectos cuerpos que suben a las redes, como selfies desnudas, desveladas y pornográficas, no para amar sino para que otros puedan mirar.

Clic clic, único sonido de aquel paraíso artificial.

Y un día ocurrió: el perfecto cuerpo se hizo cada vez más liviano, tan liviano que ya era un punto ciego en el campo visual y  el sonido clic, clic, ingresó en la zona de sorda gravedad.
Las redes sociales, no salían del asombro, en los noticieros se informaba de una rara epidemia mortal para las fotos, los médicos buscaban una cura sin éxito en el cielo de la evidencia, los informáticos analizaban un ataque troyano en gran escala.
Lo cierto es que es que la epidemia fatal había comenzado como una “Nada en el centro de la imagen”.

Marcelo Ocampo