viernes, 13 de abril de 2012
La hoja, el renglón y la alondra
Un atardecer, las sombras invaden la luz y la primera luna, pesada y pálida, despega del horizonte, trepa al cielo y cuando la noche despliega el peplo negro, la segunda luna, liviana y brillante, engarza su metáfora de plata.
El macrocosmos nocturno se mete en el microcosmos de mis huesos cansados luego de una jornada de consultorio, mis párpados abandonan la vigilia y mis ojos inician su itinerario de órbitas circulares alrededor de los sueños.
Una hoja de papel, pálida como la primera luna, y liviana como la segunda, se acerca a mí, con voz quebrada, susurrando a mis oídos:
- Tengo un dolor insoportable, ¿me podrías ayudar?
-No soy especialista en hojas, sí en personas que apenas conozco, en 20 minutos de una consulta, le respondo sin asombro pero con cierto enojo.
- Lo sé, pero también sé de tu singular paciente, un paradigma que había caído del cielo sin mediación de la ciencia y al bautizarlo Nihil, al darle un nombre, pudo abandonar la indigna metamorfosis de cuadro clínico en que lo había convertido la ciencia de la evidencia médica, así, Nihil pudo volver a ser persona.
–Es cierto ese fue un “caso difícil” como solemos decir en la jerga médica.
-¿Cómo te llamas?
-Hoja, en mi caso el arquetipo es la cosa.
-Bueno, entonces tu nombre es Hoja y eres una hoja.
-En efecto y mi enfermedad es este renglón que tanto me duele.
Buscando una posición que mitigara su agudo dolor, Hoja, apoya su liviano cuerpo en el respaldo de la cama, con sus piernas, sobre el colchón, temblando de dolor.
Noto, a la altura de la mitad de su tórax, una costilla que parecía de grafito.
Al palpar ese lugar, ella se molesta y exclama:
-Es ahí, justo ahí donde me duele, ese renglón extraño.
Dudo un minuto, respiro profundo y le digo:
-Querida Hoja: En efecto, es la costilla… perdón, el renglón esto que duele, pero no tengo idea que hacer para curarte, solo puedo consolarte.
Ella, apesadumbrada me cuenta:
- mis ancestros mas antiguos fueron las pinturas rupestres, los petroglifos, luego el papiro, mis primas las telas, mis primos los lienzos, todos fueron utilizados para distintas técnicas de pintura, pero no tengo antecedentes familiares de hojas con renglones para escritura.
-Bueno, los antecedentes son muy importantes de modo que el diagnóstico presuntivo es: un renglón de grafito insertado como un cuerpo extraño.
No supe que hacer, hasta que una idea vino a mí: hacer una consulta con Hada, una amiga escritora de cuentos.
Al informar a Hoja, ella dio su consentimiento, e inmediatamente telefoneo a Hada, la pongo al tanto del caso singular y ella contesta segura:
-Conozco casos similares, el renglón es como un cuerpo extraño, una enfermedad que padece Hoja, es como en una celda con barrotes de grafito que la priva de su libertad, de su destino de una hoja para pintar, es decir la cruel obstinación de no dejar ser aquello que debe ser.
Hada llega hasta nosotros y mientras cuenta con precisión e imaginación la historia de una alondra que voló desde una hoja, llevando como una rama, un renglón en su pico, Hoja cesó de sentir dolor
¡El renglón ya no estaba en su cuerpo!
Así, curada por Hada, mediante técnicas chamánicas, Hoja recupera su libertad para que alguien pueda dibujar en ella, pintar en ella, las armónicas escalas de valores lumínicos, hasta lograr mediante esta poiesis (creación), el vértigo del sueño de Ícaro.
Mi amiga escritora de cuentos, sugiere entonces, enviarla a un lugar apto para Hoja.
A viva voz le dije:
-¡Conozco el lugar, la llevaré al Taller de Pintura La Babel!
Así lo hice, la dejé en manos de Lidia, ella la colocó en uno de sus soportes, tomó uno de su pinceles y con precisos e inspirados trazos creativos, fue pintando un cielo con remolinos azules y rosados de amanecer, y en el medio, una alondra bidimensional, que despliega sus alas y emprende su vuelo, con la primera rama de su futuro nido en su pico.
Sus pichones nacerán el día cuatro de mayo, en el instante de participación cósmica con todos los visitantes en las galerías de 54 universos.
Marcelo Ocampo
Los invito a leer la continuación de este cuento de Hoja, por la escritora Ana Gracia, acerca de su sanación, tirando abajo "muros" de medicina y de alternativas, cuando deben ser todas opciones complementarias y no alternativas. Lamento contaminar de razón científica y me alegro por considerar medicinas complementarias. De otra manera Hoja como Paradigma, no tendrían una cura, un consuelo, el enfermo es un ser que sufre, sueña y piensa (Unamuno).
Gracais Hada.
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7 comentarios:
Excelente Marcelo.
Feicitaciones!
La Hoja estuvo astuta al encontrar quién podía curarla, no es tan fácil llegar a un conocedor de su ciencia que, además, sabe consolar, consulta a las Hadas, escucha a los sueños, confía en las tecnicas chamánicos... Y finalmente es capaz de hacer de la consulta de una Hoja un cuento!
Un abrazo!!!
Gracias, Thiada,Ana Gracia, sin tu ayuda, de amiga escritora de cuentos,la hoja seguiría con la herida incurable..
Un Abrazo!!
Marcelo.
Desde el blog de nuestra común amiga, la escritora de cuentos, he llegado hasta el tuyo, y la verdad es que me ha impactado la manera tan poética y bonita de decir que a cada uno hay que darle aquello para lo que está hecho. ¡Qué preciosa historia! He disfrutado mucho con su lectura. A partir de ahora me quedo contigo, tu página de cuentos me ha cautivado.
Si me quieres conocer estoy en:
http://educarges.blogspot.com
Marcelo,me ha encantado este cuento en colaboración con mi amiga y compañera Tihada.
Te dejo mi felicitación por la magia de la palabra y mi abrazo grande por esa ilusión,que anida en el cuento,que nos llega al corazón.
M.Jesús
Hada de cuentos y majecarmu: gracias por este compartir desde la poesía, una poiesis que cuida lo desvelado, ahora volaré por sus jardines de alondras, gaviotas y mariposas, por los pilares del aire hasta el mundo de la infancia.
Marcelo
Muchas gracias Marcelo,serás siempre bienvenido a mi casa
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