jueves, 28 de noviembre de 2013

La Esfinge, dos versiones


La esfinge, un monstruo femenino alado con cuerpo de león, es hija de Equidna y Tifón según  Hesíodo, un poeta del siglo VII a C. en la Teogonía.
En este relato mitológico, se distinguen 3 generaciones de monstruos, la primera es precosmogónica con monstruos que están mas allá del mundo. La segunda y tercera generación, son monstruos que tienden a desplazarse hacia el mundo habitado, con su hábitat en los confines.(Yevzlin M. El jardín de los monstruos. Biblioteca nueva).
Es el caso de la Esfinge, azote de los cadmeos, que se sitúa cerca de la ciudad de Tebas.
Al parecer Hera,  (Apolo según otros) la esposa de Zeus, la había enviado allí para castigar a Layo, padre de Edipo, por haber raptado al joven Crisipo, hijo de Pélope, quien lanza una maldición contra Layo. La Esfinge sorprendía a los jóvenes tebanos con un enigma:”En la tierra hay un ser con dos cuatro y tres pies, cuya vos es única. Sólo él cambia de naturaleza entre los que frecuentan el suelo, el aire y el mar. Pero cuando camina apoyándose sobre el mayor número de pies, es cuando sus miembros tienen menos fuerza” (Eurípides, las Fenicias).
El tebano que no adivinaba, era asesinado por ella.
Edipo, cuando viene a Tebas procedente de Corinto, responde al enigma: “el hombre”, contesta y la Esfinge se arroja al vacío. Edipo es honrado con el trono de Tebas, casándose con su madre y teniendo hijos con ella. Antes había matado a su padre, cometiendo parricidio e incesto, una total desmesura.

La otra versión de la secuencia Esfinge, la recoge Pausanias, un general y geógrafo del siglo II a. C.
Acá, la Esfinge es hija bastarda de Layo, cuya función es poner a prueba a todos los hijos del soberano para distinguir los hijos bastardos de los legítimos.
Layo tenía un hijo legítimo, Edipo, concebido con su esposa Yocasta, pero tenía otros hijos con las concubinas, aunque el oráculo se refería siempre a Edipo. (Vernant JP, Vidal-Naquet. Mito y tragedia en la Grecia antigua, Paidós) 
Layo tenía un cariño especial por la Esfinge y le había contado el oráculo que Delfos dio a Cadmo, fundador de la ciudad. Entonces, cuando un hijo bastardo se presentaba reclamando el derecho al trono la Esfinge les lanzaba el enigma y al no responderlo, los mataba.
Edipo conocía el enigma, porque se le había revelado en sueños y al unir pregunta con respuesta, el engima queda descubierto y la Esfinge se suicida.

El primer relato tiene que ver con el monstruo, como diversidad, o nivel ontológico, que genera aberraciones cosmogónicas, ascendentes o descendentes,  entre hombres y dioses  y horizontales o de alteridad entre mortales.
En el caso de Layo, ofendió las buenas costumbres raptando a Crisipo, causando el enojo de Hera y de Apolo (nivel ascendente) y la maldición de Pélope, padre del joven raptado y violado que termina suicidándose. (nivel horizontal).

El segundo relato, tiene que ver con la cojera, el andar torcido del hombre, esto es, la condición física para la época, que se relaciona con la condición moral y la Esfinge define en consonancia con esta condición de locomoción, al hombre.
En esta segunda versión, su origen tiene que ver con el derecho al trono y es curioso, que Edipo el de pies hinchados, anda “torcido”, pero no es esta condición física la que impide el ascenso al trono sino que es coronado rey, por su condición de hijo legítimo.
Los lazos de sangre tienen más importancia que la condición coja de Edipo, quien no escapa al destino trágico de los labdácidas (hijos de Lábdaco) 

Marcelo Ocampo
28/11/13       
                       

sábado, 2 de noviembre de 2013

Omnívoros, la nueva cultura.

En Apocalípticos e integrados, Umberto Eco, analiza la postura de los primeros que tienen una visión pesimista acerca de la cultura de masas, que incluye el consumo de medios audiovisuales, comics,  y los integrados, que tienen una posición optimista respecto de la apertura de la cultura "alta" hacia las clases que habitualmente consumen productos culturales de "mal gusto" llamada “cultura de masas” para morigerar el concepto de feo que promueven desde el Statu quo hegemónico.

El sociólogo Bauman,  va un poco más allá en el concepto de apocalípticos e integrados  y en su modernidad líquida, llama "omnívoros " a los que antes eran una diferenciada elite de arte elevado.
Un término que toma de R. Peterson y se refiere a que una persona puede, dentro de sus posibilidades de consumo cultural, moverse en el espacio de la ópera, del rock, del folclore, usar un teléfono digital, leer libros y comer platos griegos, españoles, argentinos o japoneses. Con este concepto, se deja atrás a los gustos de elites de "alta cultura", los gustos "mediocres" y los "vulgares".

Freud sostenía que “la belleza no tiene una utilidad evidente, ni se manifiesta en su necesidad cultural, pero la cultura no podría vivir sin ella”.
Y esto es parte de la modernidad líquida que estamos atravesando, en una suerte de zapping que coincide con las olas y el surfing pero también con la tercera migración o diáspora de las minorías hacia países centrales.
Esta corriente migratoria hace que los ingleses, franceses de “raigambre”, miren con desconfianza y recelo a los nuevos inmigrantes, con una cúspide en la indiferencia cultural, al mismo tiempo que nace un derecho a la diferencia. Si en esta inédita situación de diversidad, como ha ocurrido antes en Latinoamérica con corrientes migratorias europeas primero y luego entre países del mismo continente, se potencia la singularidad de identidad, en lugar de la diversidad en la singularidad, entonces la violencia de etnias y de cultura es inevitable.

Aceptar que somos diversamente diferentes, esto es una pluralidad de filiaciones y no la ilusión de un destino, es un paso hacia la superación de la violencia por conflictos de identidad.

Una persona puede, entonces festejar Halloween y el día de la Tradición, jugar un video games,  o escuchar un concierto, practicar un deporte o tocar un instrumento, dando a cada filiación un lugar de preferencia en su diversidad.
Estas identidades particulares enriquecen los lazos sociales y representan una sana dosis de nihilismo  positivo, con una superación moral de tolerancia, en esta, la era del omnívoro en la modernidad líquida, un rescate de la dignidad humana a través de los valores universales.

Marcelo Ocampo

Bibliografía

1. Bauman Z. La cultura en el mundo del a modernidad líquida. FCE, 2013.
2. Eco U. Apocalípticos e integrados. TusQets, 1997.
3. Sen A. Identidad y violência. Katz, 2008.