CASO CAMILA
El jueves 22 de marzo, asistí a un encuentro sobre Ética al final de la Vida organizado por Agora Americana, en la Sociedad Científica Argentina, Av. Santa Fe 1145 C.A.B.A.
El tema convocante: Muerte Digna, los oradores: Dra. Myriam Dibarboure, Especialista en Patología Clínica del Uruguay, el senador Cavanchik el diputado Milman y la Señora Selva Herbon, mamá de Camila, la niña que, desde hace 3 años, está internada en estado vegetativo permanente desde su nacimiento, un caso estremecedor e indignante de encarnizamiento terapéutico y de la falta de rumbo que coloca la tecnociencia (soporte vital) a los hombres (pacientes- familiares, equipo de salud).
En tal sentido la ponencia de los convocados y la certeza de una ley de muerte digna, con media sanción en la Cámara de diputados, y ya en Cámara de Senadores, como “remedio” legal y de argumentación moral desde una bioética ligada a los derechos humanos.
Se trata de una prevención cuaternaria para los excesos de la medicina como imperativo tecnológico, de un espacio de acuerdo entre la medicina, el derecho y la bioética, como herramientas aplicadas a la resolución del llamado caso Camila y que sienta precedente para otros casos similares.
La tecnociencia, hace posible “hacer” pero no nos dice que está bien y que está mal hacer, solo hacer porque se puede, un determinismo tecnológico como factor de aceleración del nihilismo.
Ahí el paradigma perdido, ahí la falta de rumbo, ahí la fractura antropocéntrica, con la tecnociencia que nos da tanto pero que quita la capacidad de simbolizar, ella misma se coloca por fuera de los símbolos, tornando a los humanos, objetos, es decir, atentando contra la dignidad de la persona como fin en sí misma.
El universo de arquetipos parece perdido y los valores flotan como islas en un mundo de personas insulares todas conectadas a un mundo artificial.
Los aromas narcóticos de la epistemofilia, adormecen la conciencia que ya no distingue el bien del mal y confunden la razón que ya no distingue lo verdadero de lo falso.
Así la muerte pierde la simbolización y se licua la triple constante antropológica: conciencia de ella, traumatismo por ella y trascendencia de ella. (E. Morin)
“Un vacío legal es el anclaje a lo que Es y el sumidero del Deber Ser”.
Este torbellino de pensamientos y de emociones, sacudía mi espíritu, mientras escuchaba a la madre, que busca el derecho a morir de su hija, mientras veía las imágenes del ángel atado que mira sin mirar, que llora sin llorar.
Y a la vez, al ser testigo de la lucha de Selva por la dignidad de su hija, socavada por el imperativo tecnológico con el consiguiente encarnizamiento terapéutico, que viola el derecho a morir dignamente, al ver la sala colmada de asistentes con toda una energía que hacía vibrar el alma, al ver la singular presencia de la madre de Melina, la mariposa que finalmente pudo iniciar su vuelo trascendental, me di cuenta que, afortunadamente, en la cúspide del dolor, de la indignación, de las palabras como verbo hecho carne, con la piel sensible y doliente y la razón lúcida, con la ley en gestación que contempla y ampara en justicia estos casos, se puede rescatar una humanidad menos antropocéntrica, mas ligada a la naturaleza, menos individualista, mas solidaria, una medicina menos técnica, mas humanista, un participar cósmico en el morir y en el vivir con dignidad.
Y el instante del vuelo inicial, está cerca, el ángel volará por los pilares del aire, hacia el lugar del cielo más diáfano.
Marcelo Ocampo
31/3/12
3 comentarios:
Coincido con tus expresiones
A veces pienso en cierta omnipotencia del hombre porque manejar y decidir cuando debe morir otro ser humano deja de ser humano y se convierte en divino....pero fundamentalmente es inhumano no?
Es estremecedor leer, e imginar la situacion...... no podria describir lo que debe ser vivirla. Me suena a soberbia de jugar a ser dios sin importar nada. Que fino es el limite y que sinuoso el camino. Ojala Camila y su familia encuentren la paz, y ojala la ciencia y las leyes se iluminen para poder ayudarlas
Hugo
Me quedó con una oración, que aún luego de leerla sigue dando vueltas en mi cabeza: "...un participar cósmico en el morir y en el vivir con dignidad", dónde, agrego: es necesario e inevitable que el participar, sea compartido por "otros" para que esa dignidad adquiera real magnitud. La técnica nos convierte en objetos, dá respuestas vacias en estos casos, y cierra las posibles preguntas....
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