sábado, 5 de septiembre de 2015

El niño de la playa


La vulnerabilidad del inerme en la dimensión ontológica del horror, es el cuerpo del niño en la playa, expuesto a la mirada del mundo.
Para los responsables capitalistas, terroristas y democracias formales, ese niño es una “víctima colateral” de la invisibilidad que se hace visible como un daño colateral, en la sociedad de la transparencia.
Sostengo que la detención de la mirada en esa imagen, produce  “horrorismo”, cuando se piensa que es “lo otro en lo mismo”, esa detención en lo negativo, genera aflicción y una indignación de cara a la luz que ilumina la tragedia “escalena” del mundo.
Ahí yace, el inerme en su total vulnerabilidad, como paradigma de un  crimen de lesa humanidad.  Esa mirada que horroriza, es una manera de devolver una dignidad  sublimada, como una flor para Aylan.  
Hoy, todos somos “El Niño de la Playa”.       
Marcelo Ocampo
5/9/15

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